¿alguna vez haré historia? ¿quedará plasmado mi nombre en un libro hecho para acumular polvo mientras frente a el la vida continúa inventando detalles indescriptibles que la hacen apasionante? Solo espero poner la atención en lo que vale la pena.

jueves, diciembre 21, 2006

el SENTIDO de la navidad

Hace pocos días estuve en una conmemoración navideña, donde reflexionamos en torno a personajes poco famosos, pero que estuvieron presentes en el nacimiento de Jesús. Les comparto un poco de eso, pero primero el texto, que está en el evangelio de Lucas, capítulo 2:

Cuarenta días después de que Jesús nació, sus padres lo llevaron al templo de Jerusalén para presentarlo delante de Dios…
…En ese tiempo había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que obedecía a Dios y lo amaba mucho. Vivía esperando que Dios libertara al pueblo de Israel. El Espíritu Santo estaba sobre Simeón, y le había dicho que no iba a morir sin ver antes al Mesías que Dios les había prometido.
Ese día, el Espíritu Santo le ordenó a Simeón que fuera al templo.
Cuando los padres de Jesús entraron al templo con el niño, para cumplir lo que mandaba la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios diciendo:

"Ahora, Dios mío,
puedes dejarme morir en paz.
¡Ya cumpliste tu promesa!
Con mis propios ojos
he visto al Salvador,
a quien tú enviaste
y al que todos los pueblos verán.
Él será una luz
que alumbrará
a todas las naciones,
y será la honra
de tu pueblo Israel".

José y María quedaron maravillados por las cosas que Simeón decía del niño.


Que interesante es ver que Lucas –el compilador de esta historia- dedicó este párrafo a Simeón, que parece ser un tipo de lo más corriente, como tu o yo… sólo se menciona que amaba y obedecía a Dios, y que soñaba con la libertad de su pueblo*.
Esos pequeños -pero grandes- elementos que son el amor y la obediencia a Dios, a Simeón le trajeron tremendas consecuencias: Dios le prometió que ese anhelo de justicia le sería cumplido, y como muestra, él vería a Jesús, quien trae la “libertad a los cautivos, y la vista a los ciegos”**.

Simeón tenía una vista amplia, el se dio cuenta del significado de ver a Jesús, y consecuentemente recita esa sentida alabanza. Cito nuevamente las primeras líneas:

“Ahora, Dios mío,
puedes dejarme morir en paz.
¡Ya cumpliste tu promesa!”

Hoy me adhiero a estos versos, como Simeón puedo decir que Jesucristo es un fin suficiente en la vida. Pero un fin que también es principio. El temor al futuro y a la muerte ahora es llevadero, y ese es un tremendo aliento para la vida. Una luz que alumbra en el camino.

*en esta ocasión no es interesante discutir las connotaciones que tiene “Israel”, sólo vale la pena decir que Lucas escribió en otra época.

**palabras de Jesús relatadas en Lucas 4:17-19, cuando leía la profecía –acerca de si mismo- escrita en Isaías 61:1-2. Realmente notable intervención de Jesús.