ser hacer
Sólo una líneas, ya me hicieron divagar, irme por la ramas. Un amigo me contaba un poquito de la película “padre nuestro” y de cómo un mal padre y mal esposo finalmente era reconocido sólo por ser –sucio melodrama-.
Ser y Hacer
ser o hacer
ser o no ser
hacer o no hacer
hacer o no ser
ser o no hacer
nacer
Al pensar en el futuro lejano, de tener familia propia –en el sentido obvio-, me asusta un poco pensar si llegaré a ser reconocido como buen padre o mal padre, buen esposo, mal esposo.
Esos calificativos son asociados al ser, pero se basan en construcciones hechas durante el tiempo, llegar a ser. Difícil sería calificar a alguien (por ejemplo a un padre como buen o mal padre) aislándolo de sus acciones, de su historia, de su prontuario. ¿Es que el ser se forja sólo por medio de su actuar? No suena para nada mal, suena evidente, pero no me calza ¿Dónde entra una esencia propia del hombre? Un ser independiente de la acción, por default. ¿Por qué se puede amar a un bebe?
Quizá el clasificar a alguien ya es errado, meras percepciones vanas. Ciertamente no tenemos derecho alguno de compararnos con otros y establecer categorías.
Cristo es un quiebre en la historia por esa capacidad de trastocar esas categorizaciones, por poner en igualdad a una puta y un sacerdote, o aún más allá, ni siquiera preocuparse por tal igualdad simplemente asumiéndola de forma práctica. El evangelio es eso, todos igualmente malos y pútridos, todos con la necesidad de ir a Cristo, de creer. De acceder, por Cristo, a Dios sin más intermediarios.
Sin embargo necesitamos calificarnos, escogemos por ejemplo una compañera de vida, a un empleado x, etc. Siempre al tomar decisiones que involucran a personas, se vuelve a clasificar, a optar. Somos también ponderados. Desconocer esto es absurdo.
¿Cómo conjugar esos elementos? ¿Qué rol tiene la acción? ¿Tanta distancia hay entre lo que Dios nos ha preparado y lo que ocurre en la realidad?
Ser y Hacer
ser o hacer
ser o no ser
hacer o no hacer
hacer o no ser
ser o no hacer
nacer
Al pensar en el futuro lejano, de tener familia propia –en el sentido obvio-, me asusta un poco pensar si llegaré a ser reconocido como buen padre o mal padre, buen esposo, mal esposo.
Esos calificativos son asociados al ser, pero se basan en construcciones hechas durante el tiempo, llegar a ser. Difícil sería calificar a alguien (por ejemplo a un padre como buen o mal padre) aislándolo de sus acciones, de su historia, de su prontuario. ¿Es que el ser se forja sólo por medio de su actuar? No suena para nada mal, suena evidente, pero no me calza ¿Dónde entra una esencia propia del hombre? Un ser independiente de la acción, por default. ¿Por qué se puede amar a un bebe?
Quizá el clasificar a alguien ya es errado, meras percepciones vanas. Ciertamente no tenemos derecho alguno de compararnos con otros y establecer categorías.
Cristo es un quiebre en la historia por esa capacidad de trastocar esas categorizaciones, por poner en igualdad a una puta y un sacerdote, o aún más allá, ni siquiera preocuparse por tal igualdad simplemente asumiéndola de forma práctica. El evangelio es eso, todos igualmente malos y pútridos, todos con la necesidad de ir a Cristo, de creer. De acceder, por Cristo, a Dios sin más intermediarios.
Sin embargo necesitamos calificarnos, escogemos por ejemplo una compañera de vida, a un empleado x, etc. Siempre al tomar decisiones que involucran a personas, se vuelve a clasificar, a optar. Somos también ponderados. Desconocer esto es absurdo.
¿Cómo conjugar esos elementos? ¿Qué rol tiene la acción? ¿Tanta distancia hay entre lo que Dios nos ha preparado y lo que ocurre en la realidad?